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Descripción

La leyenda de Globo Pez, el soñador de risas

En un rincón vibrante del universo, donde los colores bailan en el aire y las criaturas desafían las leyes conocidas de la naturaleza, vivía Globo Pez. En este mundo Neonara, era único, cada ser tenía un propósito que lo definía por raza, pero Globo Pez era diferente. Con su cuerpo rojo brillante, sus ojos saltones llenos de curiosidad, y una sonrisa que nunca se apagaba, soñaba con algo que no parecía tener cabida en su mundo: ser un comediante.

Globo Pez sentía que las risas eran la esencia más pura de la vida, pero en su mundo, la comedia no existía. Cada vez que intentaba contar un chiste, las criaturas a su alrededor lo miraban confundidas, incapaces de entender lo que hacía. Con el tiempo, empezó a dudar de sí mismo, pensando que su sueño no tenía sentido en un lugar donde el humor no era valorado.

Una noche, mientras flotaba en un claro iluminado por los destellos de criaturas bioluminiscentes, Globo Pez suspiraba, mirando las luces titilantes que danzaban a su alrededor. "¿Por qué no puedo simplemente ser como los demás?", pensó. Fue en ese momento, cuando una figura resplandeciente apareció ante él: una silueta con un aura violeta, ojos blancos que irradiaban sabiduría, y una presencia que llenaba el lugar de calidez. Era Doki, el Espíritu de la Motivación.

Doki lo observó con interés, y con una voz que resonaba como una melodía suave, preguntó: "¿Qué te detiene, pequeño soñador?" Globo Pez, sintiendo que podía confiar en aquel ser, le confesó su sueño y su frustración, explicando cómo nadie entendía su deseo de hacer reír.

Doki lo escuchó con atención, y tras un momento, dijo: "Las risas no necesitan ser comprendidas por todos, solo necesitan tocar los corazones adecuados. Tu mundo puede no entender tu humor ahora, pero eso no significa que no tenga valor. En este universo, hay un lugar donde las almas se reúnen para compartir historias, talentos y sueños. Ve allí, y verás que hay quienes están esperando lo que solo tú puedes ofrecer."

Con nuevas fuerzas, Globo Pez siguió las indicaciones de Doki y llegó a un anfiteatro en el centro de una gran ciudad flotante, donde seres de todas las formas y colores se reunían para compartir experiencias. Al subir al escenario, temblando de emoción, dejó salir su esencia. Contó sus chistes, hizo gestos exagerados y llenó el aire con su energía única. Para su sorpresa, las risas comenzaron a llenar el lugar. Las criaturas que lo escuchaban no solo entendían su humor, sino que lo celebraban.

Desde aquel día, Globo Pez viaja por este mundo extraordinario, llevando risas a donde va, demostrando que los sueños más improbables pueden encontrar un hogar, si se persiguen con pasión. Y aunque su camino no fue fácil, siempre lleva en su corazón el consejo de Doki: no importa dónde estés, siempre habrá alguien esperando lo que tienes para dar.